Apuntes de etnografía

Firma del acta matrimonial. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Compromiso es la obligación contraída por una persona o un colectivo, una palabra dada para la realización de un cometido. Sin entrar en juicios de valor, casi se puede asegurar que en tiempos pasados determinados compromisos se adquirían para siempre. Cabría afirmar que este comportamiento por parte de algunos individuos se ha visto relajado en el sentido de su duración o de su contenido.

Por poner un ejemplo, el compromiso matrimonial era indefinido, hasta que la muerte separaba a la pareja. Hoy día las uniones son temporales por definición; las relaciones de pareja, familiares, vecinales se definen como relaciones ‘líquidas’, lo que está señalando su fragilidad. El gran escritor colombiano Héctor Abad Faciolince escribe: “La gran desgracia del matrimonio, de las relaciones amorosas largas, es el deterioro del deseo”. Es decir, si este falla, no tiene sentido mantener el compromiso.

En otros órdenes de la vida ocurre algo parecido. Así, se quiebran los compromisos adquiridos por religiosos/as en cuanto a sus votos solemnes o definitivos. También se rompen o interrumpen con facilidad acuerdos o promesas dados de palabra o acompañados con solemnidad documental.

Muchos jóvenes se comprometieron en la guerra civil y se alistaron como gudaris para luchar por su país. Incluso numerosos voluntarios extranjeros participaron en la guerra civil de 1936 a favor de la II República. Pienso que ahora es inimaginable una situación similar.

Recordatorio de primera misa. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Hoy día vivimos un tiempo en que los acontecimientos quedan pronto anticuados, lo que unido a que la memoria altera los recuerdos hace que los sucesos envejezcan rápidamente. La desmemoria es un mal atroz, el pasado debe guiar nuestro presente y futuro, de lo contrario nuestra vida, ante el paso del tiempo, padecerá gran fragilidad.

Cuando somos niños nos creemos invulnerables, junto a nosotros están los padres para apoyarnos, defendernos y resolver nuestras dudas y contradicciones. De jóvenes nos creemos inmortales, pero conforme pasan los años se van resquebrajando nuestras convicciones y nos mostramos más escépticos. Nos hacemos conscientes de lo que afirma el título de la obra del autor antes mencionado El olvido que seremos.

Como ha escrito Theodor Kallifatides: “Se ha impuesto la era de la inmediatez. La eternidad ya no está de moda”.

 

Segundo Oar-Arteta – Labayru Fundazioa

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