Apuntes de etnografía

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Trilladora. Zeanuri, c. 1960. Foto: Eusebio Ozerinjauregi.

El trigo fue un cultivo de gran importancia en el territorio de Bizkaia, ya que su harina constituía un componente esencial de la dieta, sobre todo para elaborar el pan. Su abandono se produjo a partir de los años 1950, coincidiendo con las mayores posibilidades de comprar pan en el mercado.

A pesar de la importancia de este cultivo, no estuvo exento de problemas, dada la excesiva humedad de nuestro clima, que perjudicaba su producción. De ahí que la cosecha de trigo habitualmente no cubriese las necesidades de la población y fuese preciso importarlo.

El trigo se sembraba por noviembre, y debía transcurrir todo el invierno y la primavera hasta el total desarrollo de las espigas. Su cosecha se llevaba a cabo en el mes de julio y requería abundante mano de obra, por lo que era común la ayuda familiar y vecinal.

La siega se solía realizar a hoz, ya que las superficies cultivadas no eran demasiado extensas. Con el tiempo, algunos utilizaron guadañas e incluso máquinas segadoras arrastradas por bueyes. Tras atar los haces, se trasladaban hasta alguna dependencia de la casa o sus cercanías, en este caso se levantaban almiares; y una vez bien secas las espigas, se procedía a la trilla.

Esta se llevaba a cabo con buen tiempo y en las horas de más sol por varios procedimientos, bien manualmente, tomando manojos y golpeando las espigas contra losas inclinadas, usando parejas de bueyes que arrastraban trillos o haciendo correr sobre la parva un grupo de yeguas. El trillo era un apero de madera que en su parte inferior contaba inicialmente con fragmentos de pedernal y con segmentos metálicos dentados posteriormente, lo que contribuía a la separación del grano y al desmenuzamiento de la paja.

Una vez desprendido el grano, se amontonaba y se aventaba a mano a fin de limpiarlo de impurezas. Se conocieron máquinas aventadoras que generaban una corriente de aire y facilitaban esta labor. Con el tiempo se introdujeron también trilladoras que aliviaron notablemente la tarea de la trilla. La evolución de esta maquinaria se cercenó con la desaparición de su cultivo.

 

Luis Manuel Peña

 

Comentarios ( 1 )

  • Javi Castro dice:

    Interesante artículo. Junto a muchos caseríos, en zonas planas bien acondicionadas, han quedado topónimos como «larrain-larraña», hoy en desuso que nos muestran la labor que allí antaño se ejecutaba.

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