
Empacadoras en la lonja de Ondarroa, 19-06-2022. Autor: Gabo Punzo. Archivo Fotográfico de Labayru Fundazioa.
Al igual que en otros ámbitos de la vida, también en el sector pesquero las tareas de hombres y mujeres han estado y siguen estando bien diferenciadas. El papel de las mujeres de la costa no se ha limitado a su rol de esposa y madre; y aunque su labor ha sido complementaria a la desempeñada por los hombres, no cabe duda de que ha sido imprescindible en la actividad pesquera. Es sabido que ha sido responsabilidad de los hombres salir a la mar a pescar; pero una vez en el puerto, la mayoría de los trabajos han sido realizados por mujeres: la descarga, el transporte, la preparación del pescado para su posterior venta, la reparación de las redes…
Entre las mujeres de la mar quizás las más desconocidas sean las empacadoras, es decir, las encargadas de la clasificación y manipulación del pescado procedente de los barcos de altura, tanto de los arrastreros como de los pincheros. Esta figura solo existe en el puerto de Ondarroa, ya que en otras localidades costeras apenas se dedican a la pesca de altura.
En la década de 1980, en esta localidad había unas 140 embarcaciones de arrastre, y cada una de ellas necesitaba unas 10-12 mujeres para realizar las descargas. Hoy, en cambio, sólo quedan unas pocas.
Una vez descargado el pescado a la lonja comienza la labor de las empacadoras. Su trabajo consiste en quitar el plástico y el hielo de las cajas de pescado; pesarlo y clasificarlo por peso y tamaño; y etiquetarlo. Después vuelven a cubrir el pescado con hielo, protegen de nuevo la caja con plástico, y lo dejan listo para la venta.
Los arrantzales, mientras están en la mar, hacen una clasificación previa; pero, aun así, el pescado llega mezclado, por lo que hay que clasificarlo uno por uno. Estas mujeres, tras largos años de experiencia, calculan con precisión el peso del pescado a pulso, y solo usan la báscula en casos concretos de duda.

Visita guiada en la lonja de Ondarroa, 22-06-2022. Autor: Akaitze Kamiruaga. Archivo Fotográfico de Labayru Fundazioa.
Los barcos de arrastre se dedican sobre todo al pescado blanco: merluza, rape, gallo, faneca, calamares, lenguados, lubinas, doradas…
Hoy en día, los arrastreros llegan a puerto en domingo. La clasificación de pescado comienza a primera hora de la tarde y dependiendo del volumen de pesca puede alargarse hasta la madrugada; en cualquier caso, nunca saben cuánto durará su jornada laboral. Siempre han trabajado de noche, y prácticamente todos los días de la semana; descargando varias embarcaciones al día.
Es un trabajo muy sacrificado porque las condiciones en las que se lleva a cabo son muy precarias: trabajan de noche, en un ambiento frío y húmedo, tienen que manejar grandes cargas, permanecen durante horas en posturas muy incómodas… En lo que a su vestimenta se refiere ha mejorado mucho durante los últimos años. Antaño no tenían ropa ni calzado adecuado e iban forradas; pero a pesar de ello, pasaban muchísimo frío; tanto en el cuerpo como en los pies. Hoy en día, en cambio, usan prendas térmicas, impermeables y transpirables, que les permiten desempeñar su trabajo de manera más cómoda y mejor protegidas. Cada una debe costearse la ropa, el calzado y todo el material necesario.
Las empacadoras no tienen un sueldo fijo. La remuneración depende de las descargas realizadas, independientemente de que trabajen cuatro, cinco o seis horas. Unos 55-60 € por descarga. Aunque hoy en día las condiciones han mejorado, la carga de trabajo es muy reducida, limitándose a una única jornada semanal, por lo que es imposible ganarse la vida.
Actualmente, las empacadoras ofrecen visitas guiadas para avanzar en la transmisión y el conocimiento de su profesión y para explicar la evolución de su medio de vida. Es una buena oportunidad para pasar un día agradable y entender mejor a las mujeres de la mar.
Akaitze Kamiruaga
Departamento Herri Ondarea – Labayru Fundazioa