Moler grano de cereal es triturarlo o romperlo ya sea presionándolo o moliéndolo. La molienda es de las primeras actividades inteligentes del ser humano, es el primer paso para procesar los alimentos.
En la Última Edad del Bronce los habitantes de nuestro entorno ya lo sabían Así lo han reflejado los molinos de mano aparecidos en las excavaciones realizadas en los poblados de la Edad de Hierro de Basagain e Intxur (Gipuzkoa), y en las investigaciones llevadas a cabo en Anoeta y Albiztur. En estos últimos casos se trata de molinos en forma de barco, que han aparecido en el recinto correspondiente a la vivienda.
El territorio en el que se extiende nuestro pueblo ha sido durante siglos lugar de encuentro y de paso de diferentes culturas; y cada una de ellas ha dejado su huella. Por ejemplo, tras el molino de mano llegó el molino de piedra giratoria. La técnica basada en la rueda hidráulica se usaba en Babilonia Esta técnica utilizada por los babilonios, consistía en sumergir en el agua una rueda de madera con compartimentos con la finalidad de subir el agua a lugares altos. La fuerza, sin embargo, la ejercían animales o humanos. Los antiguos griegos, en cambio, utilizaron prácticamente el mismo mecanismo, pero en este caso, obtenían la energía para hacerlo funcionar directamente mediante la fuerza del agua. Los romanos se ocuparon después de la expansión de los molinos hidráulicos; pasando de la rueda de pie, a la rueda tendida, de los materiales de madera a los de hierro.
El paso del tiempo ha demostrado que los cambios históricos y sociales, han ido ligados a transformaciones o innovaciones tecnológicas. La molienda, por un lado, y el posterior aprovechamiento de la fuerza del agua, fueron importantes avances tecnológicos que supusieron grandes mejoras para la sociedad en términos de tiempo, trabajo y rendimiento. No cabe duda de que los molinos y las ferrerías fueron una importante actividad de trabajo preindustrial. Los principales enclaves del trabajo de la época son hoy en día espacios de gran riqueza desde el punto de vista de la arqueología industrial. Son vestigios de la trayectoria y el modo de vida del hombre, como las pinturas de las cuevas. Los molinos dan cuenta de la profunda relación que la sociedad ha tenido con su entorno; nos recuerdan que estamos rodeados de paisajes culturales o espacios antrópicos. A lo largo de la vida construimos espacio, habitando en él a través de relaciones sociales dinámicas. En definitiva, habitar es destacar la cultura en el espacio.
En las aldeas de Basagain e Intxurre, los molinos de pasante fueron encontrados en el interior de la vivienda, en el mismo espacio. Se puede decir que los molinos también fueron un lugar de residencia y trabajo. O, dicho de otra manera, eran lugares donde se combinaba el trabajo reproductivo con el productivo. Julio Caro Baroja afirmó que la forma de un espacio vital está íntimamente ligada a la estructura social y económica. Los caseríos y molinos son ejemplos de ello.
Según el número de molinos y ferrerías, en el pasado se medía el caudal de arroyos y ríos; aunque este puede ser un dato escurridizo. El gran caudal de unos meses no compensa la escasez del verano. En cualquier caso, este era un medidor del pasado, hoy en día solo se trata de un dato curioso. El uso de la energía del agua cambió la forma de ver las cosas, cambió la cosmovisión. Al principio, aunque solo se utilizaba para moler el grano, nada impidió que la energía del agua se extendiera también a otras tareas: serrerías, cepilladoras, esmerillas, taladros, fuelles… e incluso para poner en marcha la machaca para hacer sidra en algunos molinos. He aquí una fuente de energía natural, orientada a las necesidades de la sociedad.
Los molinos cumplían con una función importante, no solo por el servicio que prestaban, sino por su repercusión en la cohesión del tejido social. Eran espacios de encuentro. Algunas veces la gente dejaba sacos de cereal para moler, y después recogían la harina. Otras veces, esperaban allí mismo. En esos ratos de espera tenían lugar animadas tertulias en las que los vecinos intercambiaban noticias, cuentos, etc. No es casualidad que algunos molinos ofrecieran servicio de bar. Ejemplos como este, recogidos en testimonios orales, indican claramente que eran lugares de encuentro, testigos de un sinfín de vivencias.
Los molinos son espacios que no podemos obviar, dada su importancia económica, arquitectónica, técnica, industrial e incluso social; tienen un valor interpretativo enorme, y son depositarios de nuestra historia. Dicen, que a la piedra que anda no le sale musgo, que no pare ninguna piedra!
Nora Urbizu Arozena — Antropóloga
Interesante aportación. Conocido Txoringain errota (en el inventario inventario de escrituras AGG-GAO-PT-3210, A-181r, fol 152, se cita el molino de «Churingari» en 1771 (escribano Pedro de Alzuru, Zizurkil).