Apuntes de etnografía

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Santa Cruz de Bizkargi, 2019. Leire Zaldibar

Santa Cruz de Bizkargi, 2019. Leire Zaldibar.

Hace un tiempo, junto con el baile de los sábados y domingos, fueron populares las fiestas que se celebraban en las ermitas. Para la mayoría era una forma de huir de la rutina diaria, de alejarse de la cotidianidad; y en algunos casos, el momento de reunirse con amigos de pueblos vecinos a quienes no habían visto en todo el año.

Siendo como es Euskal Herria una tierra repleta de ermitas y santuarios, la costumbre de las romerías ha estado muy extendida. Algunas tenían menor alcance, en tanto que otras gozaban de mayor renombre. Una de las mejor conocidas en Bizkaia ha sido la que se celebraba cada 3 de mayo a la ermita de la Santa Cruz que corona la cumbre del Bizkargi.

Hasta la década de los 70 del pasado siglo XX, al Bizkargi se subía en letanía desde Etxano, Gorozika, Morga, Muxika y Larrabetzu. Pero antes de la romería había que cumplir con los quehaceres del caserío, típicamente la siembra del maíz. Fuera o no coincidencia, se tenía por el día más apropiado para ello.

Acudían tanto hombres como mujeres y niños. Al frente solía ir el cura, que era quien dirigía los rezos, y sobre la marcha, aquí y allá, se les iba uniendo multitud de gente de los caseríos. A mitad de camino hacían una pausa, tomaban un respiro y se les entregaba una tarjeta que a la postre canjeaban por un poco de vino. Para el reparto del vino llevaban de casa una botella de cristal.

Tras la misa, el sacerdote salía de la ermita y frente a la sacristía pronunciaba una bendición al aire acompañada de agua bendita. Ese mismo día también se bendecían las cruces hechas de antemano con ramas de laurel, para después ponerlas en la cuadra, en el campo o en las puertas de la casa.

Almuerzo campestre en el Bizkargi, c. 1960. Foto Muñoz

Almuerzo campestre en el Bizkargi, 1962. Foto Muñoz.

El domingo siguiente a la festividad de la Santa Cruz, se organizaba una gran romería, a la que afluía gente de los pueblos de la zona y de más lejos (Bedia, Galdakao, Bilbao, Etxebarri, Busturia, Orozko…); muchos de ellos venían en tren hasta Lezama, y desde allí, subían andando entre bosques. Los que iban para todo el día llevaban comida: había quienes preparaban bacalao, y lo llevaban envuelto con hojas de col en el interior de una caja de zapatos, o como buenamente pudiera; y otros se inclinaban por una tortilla de patatas. Comían sentados en las campas de alrededor de la ermita, o entre árboles. También se colocaban bares, con toldos, y era estampa habitual ver al barquillero de Bilbao caminar entre el gentío.

El baile comenzaba después del almuerzo. Solía haber dos o tres músicos a cierta distancia el uno del otro, y junto a cada uno ellos un cobrador, porque los chicos tenían que pagar una perra gorda por bailar. Las muchachas salían a bailar de dos en dos, neskak neskatara, momento que aprovechaban los chicos para fijarse en las que más les gustaran y solicitarles baile.

Mas el día no terminaba ahí. Por la tarde, luego de bajar del Bizkargi, también se hacía romería en el alto de Goikogane (Morga). De hecho, en lugar de subir al Bizkargi, muchos se quedaban en Goikogane. Ya al anochecer, se retiraban cantando y recordando anécdotas de lo vivido.

La romería a Santa Cruz de Bizkargi ha sido especial, sin duda. Era el punto de encuentro de la gente de los alrededores; y lo sigue siendo hoy en día, aunque las costumbres hayan cambiado mucho. Desafortunadamente, este año no podremos festejar la ocasión como acostumbramos.

Ziortza Artabe Etxebarria – Departamento Herri Ondarea – Labayru Fundazioa


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