Apuntes de etnografía

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Antigua fotografía de los tiempos en los que el caolín se extraía a mano (Ouvrard Biarritz – Colección privada).

«No he cometido ningún crimen como para tener que abandonar mi Tierra… ¿Será el otoño quien me aleje de Luhuso?», escribió el cantante Enaut Etxamendi en otoño de 1971 (Canto de Luhuso). De hecho, se decidió en pleno verano el cierre de la planta de explotación de las minas de caolín (o “piedra blanca”) de Luhuso, debido a su escasa rentabilidad. La empresa se cerró el 31 de julio de 1971. Dos días más tarde, los trabajadores llevaron a cabo una protesta bajo el lema de «Lana Euzkadin (Trabajo en Euzkadi)». Contaron con el apoyo de los creadores del movimiento Enbata que iba tomando fuerza en aquella época, así como de algunos cargos electos locales. A pesar de que ocuparon la empresa y bloquearon la carretera de Garazi, la empresa fue trasladada y, con el paso de los años, los peñascos de las minas de piedra blanca han quedado escondidos bajo el suelo. Hoy en día, quien camine por Luhuso apenas encontrará ningún rastro visible. Sin embargo, inspeccionando un poco, puede encontrar las entradas de las antiguas galerías y túneles. 

Del mismo modo que ha ido desapareciendo bajo el suelo, esta parte importante de la historia del pueblo ha seguido viva en la memoria de muchas personas de Luhuso durante los últimos 50 años. Argitxu Beyrie, arqueóloga de Itsatsu, afirmaba recientemente en una de sus intervenciones que “es difícil imaginar en la actualidad lo que fue la actividad industrial del valle del Errobi durante el siglo XIX, desde Banka hasta Itsasu”. Hacía hincapié en la necesidad de la arqueología para entender también la memoria reciente.

No tenemos intención de narrar la historia del caolín en estas líneas, sino mencionar la iniciativa que trata de desenterrar la memoria de una crónica de la que Luhuso forma parte. Quien quiera escuchar los testimonios sobre esta historia puede hacerlo en el siguente enlace: LUHU-1 – Mintzoak – Portail de la mémoire orale du Pays Basque nord.

Desenterrar la memoria

Hace 50 años que cesó la actividad de la cantera. La memoria de esa explotación subterránea de Luhuso, que perduró durante un siglo, también se habría perdido si Guillaume Méziat, un dramaturgo afincado en el pueblo, no se hubiera interesado por ella.

Tomando como punto de partida el 50 aniversario, Guillaume ha retomado la recuperación de esa memoria. Desde 2021 organiza anualmente la iniciativa Harri Xuria Eskutan. Durante un fin de semana de otoño, se revive la memoria a través de charlas, exposiciones e iniciativas artísticas, tratando de redescubrir la zona en la que se hallaba la cantera (convertida hoy en día en lugar habitual para los aficionados al motocross), por medio de un recorrido artístico. El sueño de Méziat es que esta iniciativa se mantenga por lo menos durante otros 50 años.

Representación de 2023 en la propia zona de la antigua cantera (Autor: Pantxix Bidart. Derechos reservados).

Dicho fin de semana se ha convertido en el momento de dar rienda suelta a las palabras y a los recuerdos. Cada año, se presenta una exposición conformada por fotografías y testimonios digitales recogidos en la sala Harri Xuri, y cada año se incorporan nuevos elementos a la exposición.

Aunque el caolín tiene muchas utilidades (construcción, farmacia…), su uso más habitual durante años ha sido la porcelana. Gracias a Guillaume Méziat la piedra blanca vuelve a recuperar su lugar en la zona de Luhuso, recordando que nuestra historia es una joya que hay que conservar, al igual que la propia porcelana.

Pantxix Bidart Pla

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