Apuntes de etnografía

Juncos en flor. Sergio González Ahedo

Juncos en flor. Sergio González Ahedo.

Se conocen más de treinta clases de verrugas, de diferentes formas y tamaños. La mayoría son benignas y suelen desaparecer como han aparecido, de por sí. Sin embargo, algunas dan mucha guerra y no desaparecen sin un tratamiento médico. Las denominaciones en euskera más usuales para referirse a las verrugas son garia, garitxa, garatxoa, karatxoa, kalitxa, enorra y marruka.

Al parecer, algunas personas son más susceptibles a las verrugas que otras. Pero a cualquiera de nosotros nos puede salir una verruga en cualquier momento. Muchas veces la zona suele estar dolorida, y estéticamente son molestas.

Tradicionalmente se han utilizado diferentes métodos para tratar las verrugas. Se ha recurrido a técnicas empíricas, como humedecerlas con leche de higo. A veces, el tratamiento iba más allá de la práctica empírica, como cuando se impregnaba la verruga con sangre de menstruación o con saliva de alguien en ayunas. Han existido también remedios de naturaleza mágica, más concretamente el rito de los juncos, que, con variaciones de unos lugares a otros del territorio, se ha venido practicando en toda Euskal Herria.

El junco es una planta erecta, cilíndrica y flexible de color verde claro. Crece en lugares húmedos, junto a las orillas de los ríos. De ahí que la unidad fraseológica zia lez edan ‘beber como un junco’ fuera muy usual para significar ‘beber copiosamente’, tal y como queda reflejado en uno de los versos de la copla “Gabon afari bat” de Eusebio María Dolores de Azkue, padre de R. M. de Azkue:

Ea tragu bat, bai ta bi bere
edan, maitea, zia lez;
balitz sarritan Gabon eguna,
bein baino urtean eztalez!

(Ea un trago, uno y también dos / bebe, cariño, como un junco; / ojalá fuera siempre día de Nochebuena, / y no fuera solamente una vez al año.)

Según nos cuenta Maria Luisa Artabe Barrena, de Amorebieta-Etxano (Bizkaia), los juncos los tiene que recoger la persona que va a llevar a cabo el rito, nunca la averrugada. Se saca desde la raíz, se le quita la punta y se introduce esa misma punta en el tallo, formando una cruz. A continuación, se trazan tres cruces encima de cada verruga contada mientras se recita una fórmula secreta que se transmite de forma oral entre miembros elegidos de una misma familia. Después se reza un padrenuestro. Debe utilizarse un tallo distinto verruga por verruga.

El junco utilizado se guarda debajo de una piedra o bajo tierra, donde haya un cruce de caminos; en un lugar que no sepa la interesada. Al pudrirse los juncos, también desaparecerán las verrugas.

Con el paso del tiempo muchos de los remedios utilizados por nuestros antepasados han caído en desuso. Aun así, a consecuencia en parte del auge de la medicina alternativa, hemos ido retomando el uso de antiguos métodos curativos ligados a la naturaleza y el entorno en el que vivimos.

Ziortza Artabe Etxebarria – Departamento Herri Ondarea – Labayru Fundazioa

Para más información puede consultarse el tomo dedicado a Medicina Popular del Atlas Etnográfico de Vasconia.


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