Apuntes de etnografía

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Tras la misa, se procede a la medición de la encina. Autor: Jon Urutxurtu.

El 14 de febrero se celebra en todo el mundo el día de san Valentín, el día de los enamorados, pero hay lugares que lo viven de una forma peculiar. Uno de ellos es la barriada de Eleizondo en Zeanuri (Bizkaia). Este año lo festejarán el 12 de febrero —domingo anterior al día 14—, con un programa de actos modesto, pero al mismo tiempo singular y entrañable: comienza a las 11:30 del mediodía, con una misa en la parroquia de Andra Mari; seguidamente, se realiza el traslado en procesión de la imagen de san Valentín desde la parroquia a la ermita de la Piedad, donde permanecerá hasta el próximo año. A continuación, se procede al acto de medición de la encina, sita frente a la ermita. Tras la medición y la firma del acta, el mayordomo saliente pasará el libro de actas y las llaves de la ermita al mayordomo entrante —se encargará del cuidado de la ermita durante todo el año— y finalmente, se repartirá entre los asistentes el barauskarria: un tentempié consistente en tocino, pamitxa y vino.

Llama la atención el curioso acto de la medición de la encina. Se trata de una tradición que se remonta al año 1959 y que, tras un período de abandono, se volvió a recuperar hace dieciséis años.

La actual encina de la Piedad es un ejemplar que sustituyó a otro que existía anteriormente en el mismo lugar. Se plantó en el año 1958; los años siguientes, y en medio del ambiente festivo de las celebraciones de san Valentín, lo medían para comprobar cuánto había crecido; de la medición se encargaba Ceferino Lejarreta (†) —prestigioso tasador de montes—, y tras medirla se daban por concluidas las fiestas.

Gregorio Lejarreta (†) e Igor Intxaurraga midiendo la encina. Autor: Jon Urutxurtu.

A medida que fallecían los mayores del vecindario, la tradición fue perdiendo fuerza y durante algunos años dejó de realizarse, hasta que el año 2007 los jóvenes se dieron cuenta de que no la podían dejar desaparecer. Comenzaron a indagar y encontraron datos en los cuadernos de tasación de Ceferino Lejarreta: la primera medición se realizó el año 1959, y escribió lo siguiente: “La medida de la encina de la Piedad, en los años medidos. Grueso a la altura de 1,50: 0,18”. La última medición de la que se tenía constancia la realizó por su cuenta Cándido Intxaurraga (†) en el año 1999; en su casa se encontró un papel donde anotó: “Piedadeko artea. 99-2-14. a 1,50 circunf.: 1,50”.

En el año 2007 los vecinos de Eleizondo decidieron recuperar la tradición que comenzaron sus antepasados, y el año 2008 abrieron un libro de actas donde firman el mayordomo, el secretario y la persona encargada de medir la encina. A partir del año 2009, fue el hijo de Ceferino, Gregorio Lejarreta (†), quien se encargó de la medición hasta su fallecimiento en el año 2015. En el año 2016 Igor Intxaurraga cogió el testigo de Gregorio Lejarreta, y desde entonces es él quien mide la encina, en compañía de su hijo Peru.

El año 2022 la encina midió 191,30 cm de perímetro a 150 cm de altura ¿Cuánto medirá este año?

 

Jon Urutxurtu

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