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Juan Oleaga, herrador. Maruri-Jatabe (Bizkaia), 1999. Mikel Martínez

Juan Oleaga, herrador. Maruri-Jatabe (Bizkaia), 1999. Mikel Martínez. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Mi primer recuerdo de herradores (errementariak) se remonta a la niñez. No tendría yo más de nueve o diez años cuando un sábado por la mañana recibí por parte de mi madre un encargo bastante peculiar: debía acompañar a un vecino que iba al herrero con una de sus vacas a la localidad cercana de Maruri-Jatabe, a unos nueve kilómetros de Urduliz (Bizkaia), mi pueblo natal. Mi labor era simple, seguirles en su camino y arrear al animal con un palo en caso de que se detuviera y no quisiera seguir avanzando. Lo que comenzó como una excursión —provista de un pequeño paquete de galletas surtidas recibido como premio al favor realizado— se convirtió en una jornada interminable y agotadora. (más…)