Apuntes de etnografía

Saint-Martin-de-Seignanx. Landas, c. 1900. Archives Départementales des Landes

Saint-Martin-de-Seignanx. Landas, c. 1900. Archives Départementales des Landes [Archivos Departamentales de las Landas].

En las páginas del diario madrileño La España, que fue publicado entre 1848 y 1868, impulsado por el empresario alavés Pedro Egaña y por el político y escritor navarro Francisco Navarro Villoslada, dos de los máximos representantes del ideario ultraconservador español del siglo XIX, vio la luz el 18 de abril de 1858 este tremebundo reportaje:

Por una bruja

Según escriben de Bayona, el pueblecito de San Martín, distante una legua de aquella ciudad, ha sido centro de un doble crimen que ha causado la mayor desolación en sus pacíficos habitantes.

Un joven, hermano de un labrador acomodado del pueblo, en cuya compañía vivía, se hallaba enfermo hace algún tiempo. Viendo que los remedios que el médico le ordenaba no le producían el buen efecto que deseaba, y que su salud iba cada día peor, recurrió desgraciadamente a una de esas mujeres que abundan para vergüenza de nuestra civilización; no solo en aquel país, sino en toda la Francia, las cuales haciendo con las cartas, como los gitanos con la palma de la mano, dicen la buena o la mala ventura a los pobres necios que van a recurrir a su ciencia, mediante una peseta o media.

Esta mujer echó las cartas al enfermo consultante, y de su examen resultó que la mujer de su hermano era la que le había dado el mal que estaba sufriendo y que nadie podía curarle.

La España. Madrid, 1858. Hemeroteca Digital BNE

La España. Madrid, 1858. Hemeroteca Digital BNE.

Exaltada la imaginación del desgraciado paciente con una revelación semejante, y deseando vengarse de la que era la causa de sus males, se fue a casa, cargó una escopeta y, aprovechando un momento durante el cual su pobre cuñada se dirigía a la fuente del pueblo, que está a alguna distancia, descargó el arma sobre ella y la dejo muerta en el acto.

En seguida volvió a casa con la mayor tranquilidad, pidió de almorzar y comió con apetito.

En estos momentos entró su hermano, y preguntando dónde estaba su mujer, le dijo que había ido por la mañana a la fuente, mas como ya tardaba en volver, añadió que haría bien en ir a buscarla, no fuera que le hubiese sucedido algo. Hízolo así el pobre marido y, apenas salió de la casa, cuando su hermano se encerró en su cuarto y, volviendo a cargar la escopeta, apoyó el cañón debajo de su barba y se hizo saltar la tapa de los sesos.

Al ruido acudió un criado, el cual, viendo lo sucedido, empezó a gritar y salió corriendo a buscar su amo, en ocasión que este desgraciado, habiendo encontrado el cadáver de su mujer, volvía también a casa gritando y llorando.

Esta doble desgracia puso al pueblo en la mayor consternación, según pueden inferírselo nuestros lectores.

Los sucesos que trastornaron la vida del plácido pueblo de San Martín, es decir, de Saint-Martin-de-Seignanx, aledaño en efecto a la población y a la cultura vasco-francesa de Bayona (aunque administrativamente Saint-Martin pertenezca ya al departamento de las Landas, y su identidad pueda considerarse partícipe de la vasca y la gascona), destacarían dentro de la más apabullante antología de dramas rurales, de los muchos que ensombrecieron (y que desafortunadamente siguen ensombreciendo) tantas geografías y tantos noticieros. El diagnóstico malévolo de la echadora de cartas, el crédito supersticioso que en los pueblos se daba a aquellas fraudulentas prácticas de adivinación, el déficit de educación y de cultura racionales, la tradicional indefensión de la mujer ante las agresiones machistas, las rivalidades familiares y las tensiones soterradas que suelen anidar en núcleos de población apartados y pequeños: todo contribuiría al crimen que acabó con la vida de aquella desdichada mujer y con el suicidio, a continuación, de su asesino.

Fue este un patrón de comportamiento que, con variantes de todo tipo, se repitió, por desgracia, en demasiadas ocasiones. En dos artículos que escribí hace algún tiempo y que pueden ser localizados en internet informé de muchos casos insoportablemente parecidos: “La sombra alargada de la Inquisición: brujería, violencia de género y noticias de prensa en la España de los siglos XIX y XX”, Ra Ximhai 13, 2017; y “Vecinas viejas y brujas: violencia de género y comunitaria, entre tragedia y carnaval”, Inflexiones 2, 2018.

La tragedia que, desencadenada por la creencia ciega en los augurios formulados “por una bruja” que se dedicaba a echar las cartas, ensangrentó el pueblo de Saint-Martin-de-Seignanx, en la raya de las culturas de Vasconia y de Gascuña, en 1858, y los crímenes de índole similar que se repitieron en tantas otras geografías, son prueba de muchas cosas lamentables; entre ellas, de hasta qué punto el irracionalismo mágico y la violencia de género fueron agentes que se manifestaron desdichadamente en muchas creencias y muchos comportamientos del campesinado vasco y del campesinado europeo durante el siglo XIX (y no solo en él).

José Manuel Pedrosa – Profesor de la Universidad de Alcalá

Apuntes anteriores de José Manuel Pedrosa: El vestido peligroso (I)El vestido peligroso (II).

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