Apuntes de etnografía

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Ilustraciones tomadas de la publicación: Floren Usia Barbara. Orozko haraneko kondaira mitiko ilustratuak. Orozkoko Udala, 2021. Tratamiento de imágenes: Irati Zarandona.

Cuentan de la existencia de ciertas criaturas minúsculas que ayudan en sus quehaceres a las personas que las poseen. Se caracterizan por llevar a cabo empresas prodigiosas y conceder deseos que se tienen por inalcanzables.

Esos misteriosos seres o genios familiares reciben múltiples nombres en euskera: pamerialak o familiarrak —porque son personales y pertenecen al ámbito del hogar—, gaizkinak —o diablillos, aunque no sean naturalmente malvados ni tampoco benignos— mamorroak o mozorroak, airetikakoak… A veces son descritos como hombres minúsculos, casi imperceptibles, vestidos con calzones rojos, conocidos en algunos lugares como galtzagorriak o prakagorriak. Algunos testimonios aseguran que ni son hombres ni son mujeres, en tanto que otros muchos los describen como moscas o incluso piojos.

Quienquiera que los posea los lleva consigo, generalmente en un alfiletero. Salen precipitadamente en cuanto se les deja libres, realizan rápidamente las tareas que se les pide, por inverosímiles que parezcan, y esperan impacientes un siguiente mandato. Son buenos trabajadores, extremadamente forzudos y veloces, aunque pueden resultar difíciles de controlar. Se dice que conviene mantenerlos ocupados, pero lo hacen todo tan rápido que a menudo es necesario pedirles misiones imposibles, como acarrear agua sirviéndose de un cedazo o blanquear vellones de oveja parda.

Dicen que se recogen colocando abierto un alfiletero en el monte, sobre un zarzal, entre helechos y árgoma, o en cuevas, y a medianoche. Refieren también que cualquiera puede adquirirlos por una cantidad de dinero equiparable a lo que vale una gallina. Y hay quienes advierten que los alfileteros, junto con los genios que contienen, no se venden, sino que se entregan o descambian unos por otros.

De quienes, según se supone, hacen portentos u obras extraordinarias, como adivinos, curanderas, contratistas, e incluso del diablo y las brujas, se sospecha que poseen genios familiares. Más aún, se diría que las facultades y los poderes que exhiben proceden de la fuerza mágica de sus genios, que en todo les ayudan y sirven.

Personas hay que los mantienen cautivos hasta el fin de su vida. Pero no pueden morir, ni mitigar ni acortar las congojas de su agonía sin antes hacerlos desaparecer, venderlos o donarlos.

Si alguien dudara de la veracidad de todo lo dicho, recuerde que todo lo que tiene nombre existe, según dicen. Qué pena que, por circunstancias, la cadena de transmisión entre generaciones se rompiera, de ahí que numerosas personas no sepan de estos diminutos seres fantásticos en los que nuestros antepasados creían a pies juntillas. Se trata de criaturas que en otro tiempo protagonizaron no pocos cuentos populares a lo largo y ancho de la geografía vasca y que después cayeron en el olvido. Y, sin embargo, ¿quién no ha oído hablar de aquél célebre genio encerrado en una no menos célebre lámpara maravillosa?

 

Jaione Bilbao – Departamento de Etnografía – Labayru Fundazioa

 

Referencias bibliográficas:

José Miguel de Barandiaran. Diccionario ilustrado de mitología vasca y alguna de sus fuentes. Bilbao: La gran enciclopedia vasca, 1972.

Antonio Zavala. Txirritaren Bertsoak. Tolosa: Auspoa, 1971.

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