Apuntes de etnografía

Metearen argazkia

Ira-metea. Arrazola (Bizkaia), c. 1960. Jose Antonio Retolaza.

Entre los diversos usos tradicionales de los helechos destacó en tiempos pasados el empleo del más común de ellos, el Pteridium aquilinum, como cama para el ganado mientras permanecía estabulado en la cuadra. Para ello debía recogerse en el otoño, cuando comenzaba a secarse, y antes de que se mojase con la lluvia se almacenaba por distintos procedimientos, uno de los cuales consistía en levantar almiares que en el área vascófona del territorio reciben la denominación de ira-metak.

El helecho seco constituía una cama de buena calidad y mezclado con los excrementos del ganado generaba un estiércol que tras su almacenamiento a cubierto en la cuadra y posterior fermentación generaba un excelente abono para la tierra de labor. Al no sufrir lixiviación por el agua de lluvia conservaba todos los nutrientes y dadas las altas temperaturas que alcanzaba se limitaba el posterior crecimiento de las semillas de ‘malas hierbas’ que contuviese. Esta práctica fue abandonada con el tiempo en parte por considerarse ‘antihigiénica’.

Allí donde la ganadería continuó su evolución este tipo de camas fueron sustituyéndose por otros métodos para mantener al ganado seco en las zonas de descanso; procedimientos innovadores y por lo demás costosos.

Los cambios en la ‘gestión’ del estiércol han devenido en la generación de importantes cantidades de purín (estiércol líquido) allí donde la ganadería ha terminado por intensificarse. Ello acarrea cuantiosas inversiones para su manejo y unos cuantos problemas de contaminación.

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Helecho común. Luis Manuel Peña. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

El antiguo uso del helecho como camas encerraba una visión del mundo ciertamente integradora. El helecho, una planta ‘invasora’ desde la actual perspectiva era aprovechada eficazmente trasvasando parte de la fertilidad de las zonas de monte a las tierras de cultivo.

Según esta concepción, los viejos campesinos entrelazaban todos los componentes del entorno natural en el que vivían: un material proveniente del monte se mezclaba con otro procedente del ganado para generar la materia fértil que hacía crecer los cultivos que les servían de sustento a ellos y a sus animales y así posibilitar que siguiese girando la rueda de la vida.

En definitiva, un planteamiento holístico que tenía cierto carácter precursor de los modernos movimientos de producción ecológica de alimentos.

Luis Manuel Peña – Departamento Etnografía – Labayru Fundazioa

Para más información pueden consultarse: Tomo dedicado a la Ganadería y Pastoreo del Atlas Etnográfico de Vasconia y “Usos tradicionales de los helechos en Euskal Herria” en Etniker Bizkaia, 15.


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