Apuntes de etnografía

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Lekeitio (Bizkaia). Akaitze Kamiruaga. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Es sabido que en la antigüedad distinguían el otium del negotium. La gente noble y de estatus elevado podía aplicarse al otium: disponía de tiempo libre para dedicarse a conversar, leer, escribir, labores artísticas… en tanto que los mercaderes y las personas empleadas en el comercio y otros menesteres similares se ocupaban en el negotium. Desde la época de los griegos y los romanos ha cambiado mucho la situación.

Durante largo tiempo los trabajadores tuvieron unas jornadas laborales intensas. La gente del campo trabajaba de sol a sol y los obreros tenían unas jornadas abusivas con unos salarios reducidos.

Además de otras conquistas sociales, como la reducción de la jornada laboral, primero a ocho horas y luego con el llamado sábado inglés, y la mejora de las condiciones de trabajo, uno de los aspectos más interesantes y apreciados por los trabajadores fue la consecución de unos días de asueto para el disfrute personal y familiar, lo que se conoce como vacaciones.

Laguardia (Álava), comienzos de la década de los años 1970. Cortesía de Josemi Rodríguez.

Vacatio en su primera acepción latina significa exención o dispensa y puede aplicarse al servicio militar, a los gastos… y al trabajo, vacatio laboris. Las leyes suelen contar con un período libre antes de su entrada en vigor, es la vacatio legis, también los tribunales vacan.

Las vacaciones laborales comenzaron siendo de unos pocos días hasta que el período fue alargándose y terminó siendo por regla general de un mes. También en esto han cambiado las costumbres. Antaño ese tiempo se tomaba en agosto porque era cuando descendía la actividad general, los niños interrumpen también el curso escolar en esa época y por otros motivos colaterales.

Entonces, las familias que podían permitírselo, veraneaban. Es decir, se trasladaban a un sitio de la costa o del interior a descansar para lo que alquilaban una vivienda. Como el hombre trabajaba fuera de casa y la mujer se ocupaba de las labores domésticas, la madre y los hijos permanecían en el lugar de veraneo y el padre los visitaba los fines de semana. A ese modo de vida del varón se le conocía como “estar de rodríguez”.

Más tarde esos veraneos fueron desapareciendo y sobre todo con la incorporación de la mujer al mundo laboral, las vacaciones han tomado otro sesgo y la familia se desplaza por un tiempo corto y mientras los niños son pequeños.

Aquella semiobligatoriedad de que las vacaciones fueran en agosto o en julio ha ido perdiendo fuerza y hoy día en muchos casos se distribuyen a lo largo del año y se fragmentan para poder practicar diversas actividades, como el esquí, la natación, etc.

Pues este blog que semanalmente les proporciona una información sucinta de aspectos variados de la etnografía vasca también va a tomarse su período de descanso en este mes de agosto y retornará a su cita el primer viernes de septiembre. Gracias por la fidelidad que nos muestran.

Segundo Oar-Arteta – Etniker Bizkaia – Grupos Etniker Euskalerria

 

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