Apuntes de etnografía

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Hoguera en la plaza de la Paz. Labastida, 2015. José Ángel Chasco.

La fiesta de la Ronda en Labastida se celebra el día 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada, a las diez de la noche. Es una de las fiestas más populares, bulliciosas y divertidas de cuantas se celebran en la Rioja Alavesa.

La comitiva festiva recorre las calles del casco histórico. El desfile del cortejo está formado por los lanzadores de cohetes, la banda de música, los niños portando antorchas encendidas, los miembros de la corporación municipal y el público. La Ronda inunda de jolgorio las calles de la villa, prendiendo durante el recorrido una docena de luminarias y finaliza tras encender la mayor hoguera frente al ayuntamiento. Se reparte entre los asistentes castañas asadas y zurracapote.

Las noticias más antiguas sobre esta fiesta, según la documentación del Archivo Municipal de Labastida, son del primer tercio del siglo XVII. Se han formulado por los etnógrafos diversas hipótesis sobre el origen de esta costumbre: tradición laica de carácter militar, costumbre religiosa con sentido purificador, fiesta de culto devocional y honra a la Virgen, ritual de protección de animales, astronómica de culto al sol en el solsticio de invierno…

La del origen militar de la Ronda es la más convincente y la que reúne mejores argumentos. El propio nombre de la villa, Labastida, hace referencia a una fortificación defensiva y amurallada. La Ronda tendría su origen en el recorrido que los soldados realizaban por las calles de la villa, durante la Edad Media, con la finalidad de comprobar que todo se encontraba en orden y que la defensa del lugar estaba asegurada. Las hogueras las prenderían para alumbrarse y calentarse en esta época fría invernal.

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Luminaria ante el arco de Larrazuria. Labastida, 2015. José Ángel Chasco.

Costumbres similares este mismo día han estado arraigadas en otras localidades de la comarca y por todo el territorio peninsular. Estas celebraciones tienen su origen en la existencia de milicias locales, conocidas como soldadescas, cuyo fin era la defensa de las poblaciones.

La quema de hogueras constituía un acto de júbilo y agradecimiento a la Virgen, por haberles proporcionado la victoria en las batallas, librándoles de los enemigos. En las cuentas del año 1789 se dice que la Ronda fue hecha por la noche “a son de caja de guerra” y toque de campanas.

Posee también un sentido purificador ya que las hogueras sirven para quemar y destruir lo negativo y viejo. El fuego abrasa y elimina lo malo e impuro, desinfecta y purifica. Ganaderos de lugares cercanos, como Fuenmayor (La Rioja), según antiguas ordenanzas, tenían la obligación de encender una gran hoguera la víspera de la Inmaculada, so pena de multa, para prevenir las enfermedades del ganado.

El elemento del fuego asimismo se materializa en las antorchas encendidas que portan los mozos para alumbrar el recorrido. En las villas próximas de Navaridas y Samaniego reciben el nombre de mañas los manojos de hierbas aromáticas de monte bajo, como el espliego o el tomillo, que los niños portan en las manos y sirven para perfumar las calles de la villa. La fiesta de la Ronda de Labastida ha quedado como reminiscencia de una costumbre militar y sagrada del pasado.

José Ángel Chasco – Etniker Álava – Grupos Etniker Euskalerria

Para más información pueden consultarse: José Ángel Chasco. La Ronda de Labastida y www.euskomedia.org.

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