Apuntes de etnografía

Sierra de Aralar. José Ignacio García Muñoz. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Los conocedores del trabajo que realizan hoy nuestros pastores pueden sorprenderse con este título, ya que quienes tienen que bregar con grandes rebaños no disponen de mucho tiempo para juegos.

Pero hablamos de algo que ocurría hace más de un siglo. Los rebaños de entonces apenas llegaban al centenar de cabezas. Además los pastores vivían en las chabolas de los pastos de verano con sus familias: mujer e hijos.

Una vez que en la luna menguante de san Juan esquilaban las ovejas, ayudándose unos a otros, las ordeñaban, las conducían a los pastos y elaboraban un par de quesos, disponían de media mañana libre. La comida la preparaba la esposa.

Pilotaleku de Elutsbeltz. Aralar (Gipuzkoa), 1993. José Zufiaurre.

Se reunían los de las majadas cercanas y, a menudo, pasaban el tiempo jugando a lo que aprendieron de sus mayores. Son conocidos en Aralar el Saltarri de Alotza, las piedras de levantar y los pilotalekuak. También jugaban al lanzamiento de los cayados tratando de que quedaran cruzados.

Volviendo a la pelota, son doce pilotalekuak, con su nombre propio, los que me enseñaron en Aralar hace más de 40 años: los de Alotza, Pagabe, Ganboa, Pardeluts, Uni, Inguitzi, Antsesao, Igaratza, Lareo, Elusbeltz, Mendibil y Pikuta. En el trabajo titulado “Sierra de Aralar” que don José Miguel de Barandiaran me publicó en el nº 26 del Anuario de Eusko Folklore, ya indiqué la ubicación en el mapa de nueve de ellos.

Para hacer sus pilotalekuak los pastores elegían un prado horizontal y haciendo unos pequeños canales con la azada marcaban un rectángulo, dividiéndolo en dos campos con otro canal central. Colocándose uno o dos jugadores en cada campo, jugaban largos partidos con pelotas elaboradas por ellos mismos.

Sus hijos eran los espectadores privilegiados y quienes les aplaudían. Un anciano que fue pastor muchos años recordaba que, siendo niño, tras jugar sus padres ellos hacían sus pequeños partidos. Ocurría en los últimos años del siglo XIX. No solo jugaban los pastores de Aralar, sino quienes pastoreaban en los montes de Iparralde.

Saltarri de Alotza en Aralar (Gipuzkoa). José Ignacio García Muñoz. Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

Al hilo de esta descripción recuerdo algo que leí hace tiempo de que este juego tiene que ver con el tenis. Según decía, los ingleses afirman que el tenis lo inventó un paisano suyo. Disfrutando de unas vacaciones en Euskal Herria continental vio que los lugareños jugaban a la pelota, a mano descubierta, sobre un pequeño campo rectangular, delimitado en el suelo con unas marcas y una red vertical en el centro. Le gustó y al regresar a su país habilitó una raqueta para no dañarse las manos y practicar el tenis. Los franceses sostenían algo parecido, atribuyéndose la paternidad del mismo. Parece ser verosímil que el tenis está más que inspirado en este ancestral juego de nuestros pastores.

Hay además otra coincidencia que viene a corroborar esta hipótesis. En el tenis cuentan los tantos de quince en quince y cuando vemos en nuestra televisión los partidos de pelota, cuántas veces oímos decir al que retransmite kintzea egin du o que les falta hacer un kintze para finalizar el partido.

José Zufiaurre – Etniker Gipuzkoa – Grupos Etniker Euskalerria

Para más información puede consultarse el tomo dedicado a la Ganadería y Pastoreo del Atlas Etnográfico de Vasconia.

Texto original en euskera.

 

 

 

 

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